domingo, 9 de diciembre de 2012

Relato erótico: DIFERENCIA DE EDAD


En medio del calor del entrenamiento, es fácil que suba  la temperatura sexual y la imaginación cabalgue por sobre las máquinas de ejercicio.

Cuando las vio ese día en el gimnasio, entrenando juntas, lo primero que pensó Marcos fue que eran amigas. Era obvio que había una diferencia de edad ─una de ellas era muy joven, no tendría más de 20 años, mientras que la otra estaba entrando en la madurez─, pero no le prestó demasiada atención a ese detalle.

Luego comenzó a intrigarlo el modo en que se trataban una a la otra, a su juicio, demasiado cercano e íntimo para tratarse de una simple amistad. Demasiadas sonrisas, roces y arrumacos, ahí había gato encerrado. Luego vio que la mayor, con expresión de reproche, le acomodaba a la chica el escote de la camiseta deportiva, que se había estirado y mostraba más que lo que era decoroso. Más tarde, cuando se dio cuenta de que él las miraba, puso cara de perro guardián. Sí, ahí tenía que haber algo más.

Las siguió observando, ahora con más disimulo. Las dos estaban en muy buena forma. La madura era inclusive más bonita que la joven, y tenía un cuerpo más voluptuoso, con caderas anchas, cintura estrecha y trasero prominente, si bien no era demasiado pródiga en su parte superior. La más joven tampoco estaba mal, aunque tenía un rostro corriente. Era más delgada y menos curvilínea, excepto por un par de enormes senos que parecían de reciente adquisición y que se empeñaba en mostrar a pesar de los esfuerzos de su compañera por evitarlo. Era obvio que si tenían una relación, la mayor era quien llevaba la voz cantante en ella.  

En un momento en que la chica estaba en un aparato y sudaba a mares, la otra sacó un pañuelo y le secó la cara, con una sonrisa de tanta complacencia, que ya Marcos no tuvo dudas. La más vieja seguramente había seducido a la jovencita con toda su experiencia y la tenía dominada, pero era obvio que a la chica le gustaba coquetear, como a todas las de su edad. De hecho en un momento le pareció que le guiñaba un ojo a espaldas de la otra. Pero a él no le interesaba una simple aventura con una muchacha joven e inexperta, había allí otro filón erótico que lo atraía mucho más.

¿Cómo sería el sexo entre esas dos? Obviamente, la mayor debía ser la que llevara el control y tomara la iniciativa. A partir del momento en que dejó que esa inquietud le entrara en la cabeza, en su mente comenzaron a generarse imágenes donde las veía desnudas y en las posiciones más sugerentes, siempre relacionadas con los ejercicios que estaban haciendo en el momento.

Una de esas fantasías se la sugirió el hecho de que la muchacha usaba una máquina en que permanecía sentada, abriendo y cerrando las piernas. La otra estaba bocabajo en el aparato donde se trabajan los aductores. Mentalmente Marcos las desnudó y acercó, de modo que la cabeza de la mayor se insertaba entre las piernas de la joven ─cuyo rostro, de transfigurado por el esfuerzo del ejercicio pasó a tener una expresión de total éxtasis─, que gemía y abría los muslos de par en par, para luego, siguiendo el movimiento de la máquina, volver a cerrarlos, apretando contra su sexo la cabeza de la otra mujer, cuya lengua se alargaba y recogía al mismo ritmo con que alzaba y estiraba sus piernas en su aparato.

La erección que esa fantasía le produjo obligó a Marcos a buscar una máquina más remota, la única donde quedaba de espaldas al resto de las personas, para esperar que se le pasara, mientras fingía hacer bíceps. Cuando pudo volverse, ya las dos mujeres no estaban allí.

Temió no volver a verlas. Era primera vez que ellas venían al gimnasio del que él era asiduo, sabía que muchas lo hacían solo una vez como prueba y no regresaban. No quería perderlas de vista. Se apuró hacia el vestidor y se cambió de prisa, confiando en que las mujeres son más lentas en arreglarse y cuando estuvo listo, se apostó en la entrada, simulando mirar una cartelera.

Tras esperar un buen rato, en que casi se convenció de que tal vez se hubieran ido con la misma ropa deportiva, vio que salían del vestidor femenino recién bañadas, y tomadas del brazo, intercambiando sonrisas. Mientras ellas se acercaban a la recepción, en su cabeza se dibujó una nueva fantasía.

A esa hora no había mucha gente en el gimnasio, tal vez esas dos habían aprovechado para hacer sus cosas en la ducha y de ahí la demora. Imaginó a la joven desnuda bajo el chorro y a la otra acercándosele de frente, de modo que sus generosas nalgas quedaban en todo su campo visual. La veía llegar hasta la chica y comenzar a sobarle y besarle los pechos mojados, mientras ella echaba para atrás la cabeza, mostrando su placer.

Entonces comprendió que no podía permanecer ajeno y se incorporó a la escena. Se acercó por detrás a la mayor y apretando su sexo contra las poderosas nalgas, la rodeó con sus dos brazos. El derecho lo dirigió hacia arriba, agarrando uno de los pequeños y bien formados senos cuyo pezón sintió duro como piedra, y el otro lo deslizó hacia abajo, hundiendo sus dedos en la tupida maraña que resguardaba su entrepierna. Entonces para su sorpresa, la joven, que le quedaba de frente, se inclinó hacia adelante y le introdujo en la boca su lengua caliente y húmeda, mientras Marcos sentía el trasero de la otra mujer restregarse contra su miembro erecto.

En ese momento oyó algo que lo sacó de golpe de su fantasía. Las dos mujeres ya habían terminado en la recepción y la mayor saludaba a otra como de su edad que acababa de entrar al gimnasio.

─¡Martha! ─oyó decir a la recién llegada─ ¡Cuánto tiempo sin verte!

Ambas mujeres se abrazaron y ya Marcos  comenzaba a imaginar nuevas y fantasiosas ramificaciones, cuando la llamada Martha se separó de la otra y le señaló a su joven compañera.

─Miriam, ven acá, saluda a mi amiga Julia ─se volvió hacia ésta─. ¿Te acuerdas de mi hija, verdad?

La erección, que Marcos estaba tratando otra vez de ocultar, desapareció al instante mientras la tal Julia miraba a la jovencita con admiración.

─Claro, chica, pero mira que pasa el tiempo, si ya es una mujercita…

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7 comentarios:

  1. Habrá que ir más al gimnasio. Un besote.

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  2. Leído. Me ha gustado. A veces la mente nos hace fantasear demasiado en la vida jejeje No exactamente así, pero a veces sí que fantaseo mucho jaja Un saludo :-)

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  3. Bueno, si eres escritor estarías en problemas sin imaginación, ¿no?
    Saludos!!

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  4. "Escribir es como hacer el amor. No te preocupes por el orgasmo, preocúpate del proceso". Isabel Allende

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Me encanta la claridad de cada personaje. El estilo me parece estupendo. También me agrada el sorpresivo final. Un saludo especial de otro lector y escritor de temas eróticos.

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