jueves, 19 de septiembre de 2013

Relato erótico: CON LA ROPA PUESTA



Se veía que era muy joven, pero tenía una forma de moverse que no dejaba lugar a dudas de sus intenciones. Aquella chica quería guerra, y si de él dependía, la iba a tener.
Un rato antes la vio entrar a la discoteca completamente sola, y parándose delante de la pista, echar un vistazo alrededor. “Debe estar buscando a alguien”, pensó Luis, decepcionado, pues de nada más verla (con su ceñido conjunto de short y camiseta corta de licra que tan bien se amoldaba a sus curvas generosas, dejando ver por todas partes retazos de aquella piel morena que se adivinaba tersa y sedosa), su cabeza ya se había llenado de tentadoras imágenes.
Entonces la mirada de aquellos ojos negros de largas pestañas se detuvo justo en él. La chica contempló por unos segundos su rostro y luego, con todo desparpajo, lo recorrió de arriba a abajo de un modo que lo hizo sonrojar. Luis todavía no entendía que había sido el elegido cuando ella hizo un gesto como asintiéndose a sí misma y se encaminó hacia él con determinación, lo tomó de la mano y sin mediar palabras, lo arrastró a la pista.
Aún sin poder creerse su buena suerte, la siguió y cuando al llegar al centro ella de inmediato comenzó a mover sus caderas al ritmo del reggaeton, él se le arrimó por detrás y colocando la mano sobre su cintura, comenzó a seguir sus movimientos. Nunca antes había bailado ese ritmo -de hecho entró a la discoteca acompañando a un amigo que quería chequear si una chica que le gustaba estaba allí- pero no le fue difícil captar la esencia del baile, que era muy sencillo: ella movía la cintura a la vez que frotaba su trasero contra su pelvis y él solo tenía que colocar las manos sobre sus caderas y corresponder a sus movimientos.
Pero había un problema con el que no había contado. Una vez que las nalgas de la muchacha comenzaron a rozarlo, su miembro comenzó a endurecerse sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Se cortó un poco, pensando que ella se molestaría, pero notar su erección la hizo arreciar sus movimientos, apretándose todavía más contra aquella dureza.

No podía creer  lo que estaba sucediendo. Veía a su alrededor a otras parejas bailando, y aunque los movimientos eran similares, ninguna chica parecía tan atrevida como la suya, que ahora se estaba doblando por la cintura y proyectaba su trasero como si lo estuviera invitando a un coito al estilo perrito. No se hizo de rogar y correspondió con los movimientos requeridos, mientras escuchaba la letra de la canción.  

               Hagamos el amor con la ropa
               siente la pasión del reggae
               cuando tu apretada me roza 

               y yo a ti te rozo a la vez.  

Y así era, en efecto. Los movimientos y las actitudes eran los mismos que si estuvieran teniendo sexo, solo la ropa impedía que pudiera consumarse el acto. Y era eso precisamente lo que lo hacía más excitante. Luis entonces dejó su mente volar y comenzó a imaginar cómo sería si estuvieran desnudos. Mentalmente se bajó su pantalón, mientras ella hacía lo propio con su licra,  dejando al descubierto unas nalgas redondas y macizas entre las que se hundía la tira de un minúsculo hilo dental rojo. Desenfrenada, se despojó también de la ropa interior, e inclinándose más aún, puso las manos sobre el suelo, alzó las piernas y las colocó a ambos lados de las caderas de Luis, que al ver su sexo abierto ante él no pudo hacer otra cosa que penetrarla, mientras con las manos la sostenía por los muslos. La chica, al sentirlo en su interior, arreció los movimientos vibratorios a la vez que empujaba su pelvis más y más contra él, que se hundía más y más dentro de ella. 

Siento una energía
que yo ya no puedo operar
es algo que me controla
y quiero más, más
de tu seducción
amor, amor…
No te detengas… 

Ya para Luis no había nadie más alrededor, solo sus dos cuerpos desnudos ensartados y moviéndose al ritmo de la música. Ni siquiera se fijó en su amigo que, al no encontrar a su chica vino a buscarlo para irse y al verlo tan concentrado, optó por marcharse solo.
Al terminar esa pieza reaccionó y volvió a la realidad, pero con la siguiente canción todo volvió a comenzar. La chica no se despegó de él en toda la noche. En varias ocasiones -cuando su fantasía, acompañada del descarado contacto físico, elevaba su excitación al máximo- Luis estuvo a punto de dejarse ir, pero siempre logró controlarse, pensando en otra cosa. En una ocasión, ella de un empujón lo obligó a acostarse boca arriba sobre la pista y colocándose de rodillas a ambos lados de sus caderas, se sentó sobre su pelvis y comenzó a moverse en círculos. Era demasiado provocadora y lo miraba con tal lascivia, que para él era obvio que lo deseaba y mucho. Estaba seguro de que esa noche acabarían en la cama y la música que escuchaba no hacía sino confirmárselo. 

                    Tu cuerpo me llama
                    yo sé que te mueres de las ganas
                    de tenerme en tu cama. 

Revisó mentalmente sus bolsillos, no tenía suficiente efectivo. Si iba usar tarjeta tendría que ser un hotel más caro. Pero bueno, la ocasión merecía la pena. Volvió a recrearse mirándola e imaginando desnudos los senos que ahora se apretujaban dentro de la tensa tela de su blusa, y a veces llegaban a rozar su cara. Los imaginaba firmes y llenos, de grandes y oscuros pezones, que él haría endurecer al deslizar su lengua por ellos.               
                   
                   Me desespero… 
                   Quisiera, sentir tu cuerpo, eh, eh 
                   Es el momento de venir a mí, 
                   no pierdas más tiempo...
  
Ya pasaba de la medianoche. Al terminar una canción, la muchacha por fin se detuvo, miró su teléfono y volviéndose a él, por primera vez le dirigió la palabra.
 
-Tengo que irme. ¿Volverás mañana? –le dijo, casi dando por sentado que la respuesta sería positiva.
Luis se quedó de una pieza.
-Pero… Yo pensé que querías que… siguiéramos la fiesta en otra parte.
Ella lo miró como si de un insecto se tratara.
-¿Estás loco? Allá afuera me está esperando mi novio, que viene de trabajar.
Luis no lo podía creer.
-¿Entonces todo lo que pasó entre nosotros no significó nada?
Ella primero pareció sorprendida, luego sonrió, burlona.
-¿Tú como que es primera vez que bailas perreo?
Luis, que ya comenzaba a comprender la magnitud de su error, asintió a la vez que se sonrojaba. La muchacha lo miró, compasiva.
-Tranquilo, es normal que te confundas al principio, ya te acostumbrarás.
Él sonrió con timidez.
-Oye, pero déjame preguntarte algo. ¿Tú novio sabe lo que haces aquí adentro?
-Claro, él sabe que estoy buscando pareja para un concurso de reggaeton que hay el mes que viene. Voy todos los años con él, pero esta vez está demasiado complicado con su trabajo.
-¿Y por qué yo?
-Tienes la estampa perfecta y resultó que lo haces bastante bien, solo te falta práctica para ajustar algunos detalles como… controlar algunas respuestas físicas. Vuelve mañana y seguimos practicando, ¿sí?
Luis asintió casi sin darse cuenta, entonces ella sonrió y dándole la espalda, se alejó en dirección a la entrada. La siguió con disimulo y la vio saludar a un tipo, con un físico bastante parecido al suyo, que la abrazó y la condujo afuera.
Salió tras ellos y los vio montar un carro moderno y besarse allí dentro largamente. “Así que ese es el afortunado que va a apagar todo ese fuego”, pensó. Mientras el hombre ponía en marcha el motor, ella se volvió y sonriéndole, cerró uno de sus hermosos ojos en un guiño significativo.

7 comentarios:

  1. ¡Qué fuerte! ja,ja,ja,ja,ja ¡Hala, muchachote, a darle a "la manivela" ja,ja,ja,ja Muy bueno, sobre todo me encantó el final y el momento en que ella, muy tranquila, le dice si es su primera vez de bailar "perruno", ja,ja,ja,ja la monda sí señor. Ja,ja,ja,ja,ja no puedo dejar de reírme pensando en el pobre chaval. Ja,ja,ja

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  2. Pobrecillo, ya le podía haber avisado antes, y bueno.. con un poco de práctica quizás consiga controlarse porque si no ese pobre lo va a pasar, muy pero que muy mal.
    Muy bien contado y con la letra de la canción nos metes en situación e seguida. Me gusta mucho como escribes. Un abrazo.

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  3. Muy divertido, Vivian. Me ha gustado mucho. Y vaya situación, jjajajajajaja... si le llegan a avisar antes se hubiera dejado ir tranquilamente.
    Un abrazo.
    Te lo he publicitado en todas partes.

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  4. Lo leí hace días y no me daba tiempo a comentar. Me reí mucho y me iba acordando después, eso me pasa cuando realmente algo me gusta.. Es una historia con chispa! Me ha gustado mucho.
    Olga

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  5. Buenicimo pobre chico si ya tenia pensado usar su tarjeta jajajaja

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  6. Me alegra mucho que les gustara. Me da un poco de culpa después de todo, pobre chico, jajaja

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